"Rimó mi nombre con Sardina", dice Martine Rose, informando desde su casa en el norte de Londres. No me di cuenta hasta que Grace Wales Bonner me envió un mensaje. Pensé: '¿En serio? Y me metí en Internet para leer los mensajes y comprobarlo. En su defensa, no creo que Martine sea el nombre más fácil de poner en un verso de rap'. El hecho de que Kendrick Lamar compare a una de las diseñadoras más importantes y que más ha cambiado la cultura de la última década con un pescado enlatado es un absurdo giro del destino que quizá sólo Rose sea capaz de encontrar divertido. Imagino que el elenco de personajes de trapo que reproduce en la pasarela (que no son -pero se parecen- a técnicos de TIC, swingers geriátricos y trabajadores descontentos de TFL) podrían disfrutar de un humeante almuerzo de Omega-3 olfativo de vez en cuando. "Tiene sentido, ¿no?", añade.
Rose acaba de regresar de un fin de semana en el festival Camp Flog Gnaw de Los Ángeles, donde fue citada en tiempo real mientras los primos Kendrick Lamar y Baby Keem actuaban como "The Hillbillies". La estilista había vestido a ambos músicos con looks personalizados y también a la mayoría de sus fans con camisetas de edición limitada de la banda, algunas de las cuales llevaban su seudónimo 'Martine Sardine'. "Bueno", explica. "Queríamos darle un sentido del humor y ligereza a todo ello, casi como si las piezas estuvieran impresas con antiguos gráficos de rave. Creo que este tipo de festival es probablemente lo más parecido a una rave a la antigua para la mayoría de la gente, así que queríamos que la colección se sintiera arraigada en esa experiencia. Todo el mundo compraba estas prendas para sentirse vinculado a su ambiente musical".
Hay siete prendas en total, entre las que se incluyen camisetas de fútbol con el pelo torcido, algunos folletos de rave (que, si se miran más de cerca, son bufandas) y una irónica camiseta con las palabras "Best Dressed" (mejor vestido). Esta frase podría haber sido tomada de uno de los versos de "The Hillbillies", pero también recuerda a uno de los productos más populares de Rose: una camiseta falsa de Carlsberg, en la que se lee "Probablemente el mejor diseñador del mundo". La irreverencia y la chulería, como todo lo que produce Rose, proceden de un lugar de auténtica calidez. "Las piezas pretendían estar arraigadas en las letras de las canciones e incluso hay una impresión de la propia letra de Kendrick, tomada de cuando apuntaba las primeras líneas en un cuaderno. No sé si se puede clasificar como merchandising o moda, pero no creo que importe".
Al igual que con Rihanna y Drake, la relación de Rose con Kendrick Lamar se desarrolló de forma orgánica, aunque con un toque de kismet. "La primera vez que trabajé con Kendrick fue durante su última gira por el Reino Unido", dice Rose. "Tuve la suerte de conocerle entre bastidores y recuerdo que sentí que había una conexión tan auténtica. Creo que nos entendemos a nivel creativo". Esta colaboración (quizá inesperada) ha visto al rapero más famoso del mundo vestirse con sombreros de "Barnsley" y asistir a ceremonias de entrega de premios con el tipo de cortavientos extragrande e incómodo que suele reservarse a los observadores de aves. "Su trabajo se basa en la experiencia de la gente, y así es como yo también enfoco las colecciones. Son fragmentos de cosas que parecen reales. Así que nos lanzamos a diseñar merchandising. Como '¡Erm, sí!'".
Me pregunto cómo estos megamercantilistas pueden cambiar el significado de la obra de Rose. ¿Qué ocurre cuando los signos y símbolos de la subcultura británica entran en la corriente dominante estadounidense? ¿Y qué ocurre cuando nuestros pesos pesados de la cultura pop empiezan a vestirse como algunos de los bichos raros más excéntricos de Londres? Es algo que cada vez me interesa más", dice Rose. "Espero que el trabajo trascienda esas fronteras. Porque, en cierto modo, trata de la experiencia humana. Es como la música: puede que no hayamos experimentado de lo que habla el autor, pero aun así podemos empatizar". Puede que Rose no sea de Compton, pero aún así puede entender a Kendrick jugando con el término "Hillbillies". Ella también ha dedicado su carrera a buscar y valorar a "los desvalidos, los aplastados y los marginados".
También es relevante que esta colaboración surja en medio de una conversación más amplia sobre las oportunidades profesionales de las mujeres diseñadoras. Es un pulgar en el ojo para quien pueda pensar que estas personas carecen de las habilidades creativas y comerciales para dirigir marcas de conglomerados, pero también presenta una alternativa: que quizá ni siquiera las necesiten. "Los gigantes siempre tardan más en ponerse al día", dice Rose. "¿Me entiende? Pero no me dejo llevar demasiado por todo esto. Hay tantas alternativas que hacen cosas realmente interesantes -y no me pongo necesariamente en ese grupo-, pero realmente las hay. ¿A quién le importa? Les hace parecer aún más fuera de onda". Martine Rose no necesita una dirección creativa para causar impacto. Con una camiseta le basta.